Esta plataforma que nos permite leernos, que ha traído un soplo de aire fresco a internet con algo tan viejuno como enviar emails, está tomando un rumbo que me da pena. Con lo que pudo haber sido.
Al principio Substack era una idea muy simple ejecutada a la perfección. Una lista de correos sin complicación, con una página pública donde ver las pasadas ediciones.
Combinaba lo mejor de la creació de contenidos con una usabilidad a prueba de inútiles. Escribes en un sitio, le das a enviar, y tus lectores reciben por email y en la app lo que has escrito.
Sencillo, fácil, elegante.

Además, con la opción de pagar por cierto contenido, creaban un modelo de negocio que antes que ellos solo era posible para semidioses de la informática.
Pero ahora, ¡cómo han cambiado las cosas!
Del aburrido email y la página simple con publicaciones, donde solo podías cambiar el color y escoger entre tres diseños, hemos pasado a recibir notificaciones en una app (será para que no te pierdas algo de última actualidad como es un email), hay opción de chat con los suscritos, y esto parece que va a seguir pivotando a una herramienta de marketing más que a una plataforma de crear contenido limpia y efectiva, con los mensajes breves y muchos creadores publicando más de una vez al día.
Esto mismo le pasó a Medium, la plataforma de blogs con estilo. Como su modelo tocó techo muy pronto, empezó a hacer cosas raras, hasta que perdió el rumbo.
Ha pasado con Wordpress, que de sencillo blog se ha convertido en una base para cualquier chapuza online que quieras crear.
Ha ocurrido con Fotolog, Facebook, Linkedin, Instagram, Twitter, y cualquier otra plataforma que parecía que nos iba a hacer la vida más sencilla.
Empezaban como grandes ideas que nos facilitaban la vida, hasta convertirse en monstruos que requieren más y más tiempo de nuestra vida para que ellos puedan seguir recogiendo los beneficios.
Nosotros, los usuarios, quizás aprendemos alguna que otra cosa, pero más allá del tiempo matado con aprobación social, no le veo retorno al tiempo y la atención dedicada.
Como hablar sin actuar es de flojos, y hoy no me siento flojo, es momento de tomar decisiones.
Así que no publicaré nunca más de 1 vez por semana en Substack. He desactivado el chat y demás opciones que a mi no me aportan nada. Si quieres hablar conmigo, ahí tienes los comentarios y el email.
Lo que sí voy a retomar son mis hogares digitales.
machbel.com para hablar de viajes 📷
victorgomez.pro para traer silencio entre tanto ruido 🔇
Y Substack para soltar ideas al viendo.
Tú, como lector de Substack, ¿cómo crees que va a evolucionar esto?
Yo estoy con la mosca detrás de la oreja por si hay que ir a beehiv o kit
Por un momento pensaba que ibas a dejar la newsletter amigo.
Leerte en el email me gusta, es como encontrarte de casualidad y reflexionar como cuando hablamos en persona.
Entiendo y comparto tu opinión; me da pena. Substack empezó bien, directo, sencillo, bonito, facilitando la expresión y (aparentemente) la conexión con mentes afines... pero ahora está entrando en ese mismo bucle que ya hemos visto, forzados a pelear por ser vistos por los algoritmos.
Últimamente, paso más tiempo limpiando el feed de autores que disfrutando leyendo... Directos, posts o notas recomendadas que no pedí, mensajes que parecen de un community manager de Instagram... Se nota que mucha gente ya no escribe para aportar algo enriquecedor, nuevo o diferente, sino para cumplir con el algoritmo, con esa lógica tóxica de “si no subes contenido, no apareces, no creces, no vendes”.
Y de la migración de vende humos de otras redes, con su embudo y curso en mano, ya ni hablamos...
No sé si Substack se va a transformar en otro cosechador de atención aka traficante dopaminérgico, pero ya se empieza notar. Sinceramente, la dinámica que veo me cansa.
En fin, a pesar del desahogo, me alegra que sigas, aunque sea a tu ritmo (lo más sensato y sano).
Seguimos leyéndonos. Un abrazo